«Sembramos voces en la tierra,
manos que abonan memoria;
cada gesto es un herbario
donde nace la historia.
Cantan raíces y ramas,
saberes viejos y nuevos;
mujeres guardan el agua,
la selva, el viento, los perros.” – Autoría creativa
Con esta estrofa como manifiesto poético, Cali se consolidó como escenario de convergencia internacional para el pensamiento ambiental con enfoque de género. Del 1 al 3 de octubre de 2025, la ciudad acogió la Primera Cumbre Mundial de Mujeres Cuidadoras de la Biodiversidad, un encuentro sin precedentes que reunió a lideresas, colectivas, expertas y representantes institucionales de diversos países para visibilizar, articular y fortalecer el papel de las mujeres en la conservación de los ecosistemas, la justicia ambiental y la gobernanza territorial.
La Cumbre se desarrolló en el marco de la Semana de la Biodiversidad de Cali, posicionando a la ciudad como un nodo estratégico para la formulación de políticas públicas, la innovación social y el diálogo multiactor en torno a la protección de la vida en todas sus formas.
Durante tres días, se llevó a cabo una agenda técnica y territorial que incluyó ocho paneles temáticos con más de 30 especialistas y la participación activa de más de 100 personas. Los debates abordaron temas como los saberes ancestrales, la bioeconomía, la justicia ambiental, la gobernanza comunitaria y los mecanismos de financiamiento climático.
Entre los ejes estratégicos de discusión, destacaron la importancia del agua como tejido vital y eje de articulación comunitaria; la urgencia de establecer vías directas para acceder a fondos climáticos sin intermediaciones; y la propuesta de impulsar la Ley y Declaración de Inírida como instrumento jurídico para reconocer y financiar iniciativas lideradas por mujeres. Asimismo, se subrayó la necesidad de incorporar una perspectiva ecofeminista, intergeneracional y territorial en las políticas públicas ambientales.
El encuentro dejó como resultado avances significativos en acuerdos de colaboración entre organizaciones, redes y centros de investigación, así como la construcción colectiva de un manifiesto político con propuestas para fortalecer la participación de las mujeres en espacios de decisión, el acceso equitativo a recursos y su representación institucional.
Voces que marcaron la agenda
Entre las voces que marcaron la agenda, se escucharon testimonios de mujeres que lideran procesos en territorio, investigación aplicada y articulación comunitaria. Paola Londoño, directora de Jardines que Curan, afirmó: “Este proceso es pionero a nivel global: no se trata solo de transferir recursos, sino de reconocer los saberes y garantizar acompañamiento técnico y formativo que potencie los proyectos locales liderados por mujeres.”
Por su parte, Angélica Mayolo, coordinadora técnico-académica de la Semana de la Biodiversidad, junto a representantes de centros de investigación internacionales, resaltó la urgencia de integrar la equidad de género como principio estructural en las estrategias de conservación y restauración ecológica.
Las conclusiones de la Cumbre plantearon tres llamados centrales. El primero, la necesidad de promover un financiamiento climático con enfoque de género, que garantice a las iniciativas lideradas por mujeres el acceso directo a recursos para la conservación y restauración de ecosistemas, reconociendo su papel estratégico en la gestión ambiental. El segundo, el impulso a la Ley de Inírida, presentada como herramienta clave para el reconocimiento legal y financiero de los proyectos de mujeres cuidadoras, articulando esfuerzos legislativos, técnicos y comunitarios. Finalmente, se acordó una agenda de seguimiento internacional, que consolide un manifiesto con acciones concretas —formación, rutas de financiación y representación política— que será presentado ante instancias nacionales e internacionales, como parte de los compromisos de seguimiento a la COP16.
Cali y Colombia: liderazgo ambiental con enfoque de género
La realización de esta Cumbre en Cali marca un hito para Colombia y América Latina. Más que un encuentro, fue un acto de afirmación: las mujeres cuidadoras de la biodiversidad mostraron que la defensa de la vida florece cuando el conocimiento ancestral, la acción comunitaria y la innovación se entrelazan desde la raíz.
Este espacio no solo reafirma el compromiso del país con la protección de los ecosistemas, sino que impulsa un modelo de liderazgo ambiental con enfoque de género, donde las mujeres se reconocen como guardianas del agua, del territorio y de los saberes que sostienen la vida.
Desde aquí, las voces de las cuidadoras resuenan como semillas de esperanza, recordando que cuidar la biodiversidad es también cuidar la humanidad.